viernes, 4 de diciembre de 2009

Los Padres Apostólicos

Extracto de: Monografía "Historia del Pensamiento Cristiano - Padres Apostólicos"

RESUMEN Y COMENTARIOS
Ideas Centrales

      Los primeros escritos que tenemos aparte de los que forman el canon del Nuevo Testamento son los llamados “Padres Apostólicos”. Se denominan de esta manera, ya que se pensó en un tiempo que ellos habían conocido a los apóstoles. Estas obras son escritos que eran enviados a otros cristianos y nos muestran a la iglesia en su intimidad, nos muestran el sentir y la vida de los primeros cristianos en sus inicios. A través de ellas podemos conocer los problemas y situaciones que afligían a los cristianos de los primeros siglos, como las divisiones internas, las persecuciones externas; el paganismo por una parte y el judaísmo por otra. El tipo y carácter de las obras es bastante variado, tenemos epístolas, un tipo de manual de disciplina, un tratado exegético-teológico, una apología o defensa del cristianismo y un manto de visiones y profecías. Todo este abanico de los Padres Apostólicos nos hace encontrar un mayor valor, ya que podemos conocer una amplia gama de aspectos de la realidad de la iglesia primitiva.


      A través de los Padres Apostólicos vamos descubriendo inicialmente las escuelas o tendencias teológicas principales y juntamente con esto ciertos puntos de contacto. Entre las escuelas, podemos encontrar en primer lugar la de Asia Menor y Siria que inicialmente se unen en un agudo contraste con la de Roma por un lado y con la de Alejandría del otro. 

Este cristianismo de Asia Menor y Siria se nos da a conocer además de en la literatura joanina en los escritos de Ignacio, Policarpo y Papías, así como en las obras pseudoepigráficas que se mencionan. Lo importante no es tanto seguir una vida centrado en lo moral sino en llegar a conocer la unión con el Salvador para llegar a obtener la vida eterna. De esta manera es que se da énfasis a la eucaristía; y así también el clamor de la unión entre los cristianos, ya que es en esta unión en que se da la unión con Cristo. Por otro lado la realidad histórica de este Cristo es para los cristianos de esta escuela una verdad imprescindible de su fe.

     Algunas de las influencias exteriores que se ve envuelto el cristianismo de Asia Menor y Siria se encuentra en el misterio, el gnosticismo y el judaísmo esenio. La influencia del misterio puede encontrarse en la eucaristía como un acto de unión con Cristo. El gnosticismo influye de manera negativa en los cristianos de esta zona, obligando a recalcar la verdad histórica de la encarnación. El judaísmo esenio también ejerció influencias más bien de tipo mistéricas que de otra índole.


     En Roma en tanto ocurre un desarrollo mas bien de tipo ético-moral y legalista, a través de escritos de Clemente y Hermas. Este último comienza a plantear una sistematización del tipo penitencial que posteriormente caracterizaría a la iglesia romana. El tema de la salvación en tanto será otorgada a aquellos que cumplan satisfactoriamente con los mandamientos de Dios más que con la unión a Cristo. Jesucristo más que el iniciador de una nueva era, llegó a ser el maestro de una nueva ley. Se destaca la influencia del estoicismo y del espíritu práctico del pueblo romano, plasmada en las obras de estos personajes.

     En la escuela Alejandrina tenemos a La epístola de Bernabé, alrededor del año 135, que se caracteriza principalmente por una influencia neoplatónica y por una interpretación alegórica del antiguo testamento, intentando encontrar una cohesión con el nuevo testamento. Tiene sus antecedentes en el filósofo alejandrino y judío Filón; posteriormente de cristianos como Clemente y Orígenes. Esta escuela alejandrina combina la enseñanza moral que ya se veía en la iglesia de roma, mezclada con un interés especulativo y totalmente carente del sentido histórico al alegorizar al antiguo testamento y transformarlo esencialmente en una enseñanza moral más que histórica. De esta manera este tipo de cristianismo tiene muy poco que decir a cerca del Cristo histórico.
 Esta diversidad de ideas de las diferentes escuelas no quiere decir que entre ellos no existan puntos de unión entre sus pensamientos y creencias, muy por el contrario podemos encontrar entre ellos ciertos aspectos de uniformidad que sorprenden. Por ejemplo la preexistencia de Cristo, su divinidad y humanidad; el bautismo tiene un verdadero carácter purificador y la eucaristía es el centro de la adoración y unidad de la iglesia. Cabe mencionar que el tema de la expectación escatológica va perdiendo cada vez más su carácter central en esta época.

      Cuando pasamos de los Padres apostólicos a los Apologistas griegos del siglo II, nos encontramos en una atmósfera distinta. Inicialmente estos escritos tenían el propósito de defender la fe cristiana ante las falsas acusaciones que constituían el fundamento de las persecuciones. Son los primeros encuentros entre el cristianismo y la cultura clásica; y se muestran los primeros esfuerzos en tratar de interpretar las relaciones entre ambas. Mientras algunos tratan de justificar las semillas de verdad que creen encontrar en las filosofías paganas, otros se oponen a muerte a permitir una relación entre el helenismo y el cristianismo. Por otro lado los Apologistas son los primeros que intentan sistematizar el pensamiento cristiano en un esfuerzo por poder presentar su fe hacia los paganos. 

     Sin embargo con el surgimiento de estas obras, van apareciendo nuevos problemas que los cristianos de la época no habían ni pensado. El desarrollo de la doctrina del logos, por ejemplo, y todas sus implicaciones filosóficas iban a generar una serie de problemáticas y controversias de tipo teológicas unos años más adelante.

      Desde muy temprano el cristianismo tuvo que luchar contra las tergiversaciones introducidas por algunas personas, especialmente por aquellos nuevos cristianos de otros trasfondos culturales y religiosos. Era de esperarse que estos cristianos introdujeran pensamientos e ideas del cristianismo basadas en sus bases propias, y algunos llegaban hasta el extremo de despojar la fe cristiana de su verdadero carácter único. De este modo podemos ver a un Apóstol Pablo luchando contra aquellos que pensaban que el cristianismo no debía ser más que una nueva secta dentro del judaísmo. Vemos en los escritos neotestamentarios la manifiesta intención de frenar este tipo de enseñanzas heréticas. Pero fue sobre todo en la segunda mitad del siglo II en que estas herejías lograron una mayor pujanza que provocaron en la iglesia una reacción importante para la historia del pensamiento cristiano. Algunos de estos pensamientos heréticos nos llegan a través de los cristianos judaizantes y su secta “los ebionitas”. El gnosticismo viene a ser uno de los mayores gérmenes introducidos en el cristianismo temprano del siglo II, y debido a su sincretismo agudo no tuvo problemas en adaptar el cristianismo a sus sistemas de enseñanzas. Tenemos a Marción introduciendo una tergiversación y un Paulinismo exagerado. El montanismo con su expectación escatológica y su rigurosidad que rayaban en el ascetismo constituyó un fuerte rival en esos años ya que promovía la buena organización eclesiástica en lo práctico y en lo teológico porque hacía peligrar la revelación final de Jesucristo ya que ellos aseveraban haber recibido una nueva revelación. En tanto los Monarquianos se oponían a la doctrina del logos y rechazaban el cuarto evangelio, defendiendo la “monarquía” o unidad de Dios.


      Ante el gran impacto de las herejías que florecieron durante el siglo segundo, los cristianos del mundo mediterráneo reaccionaron rápidamente, viendo en ellas una amenaza real para su fe. Aún teniendo diferencias en materias doctrinales, entre las diferentes escuelas de pensamiento es sorprendente la rapidez en que ellas reaccionaron ante este reto. De hecho utilizaron las mismas herramientas para combatir estas herejías: el énfasis en la sucesión apostólica; el canon del Nuevo Testamento, la regla de fe y los credos; se hallan unidos por el común denominador de la autoridad apostólica.

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